La enfermedad de Graves, también conocida como Basedow-Graves o bocio tóxico difuso, es un hipertiroidismo autoinmune, es decir, el sistema inmunitario hace que la tiroides produzca más hormonas de las que necesita.
El “hiper” significa que la glándula está trabajando más de lo que debería, aumentando la actividad metabólica del cuerpo. Esto puede causar taquicardia, pérdida de peso y otros problemas. Los síntomas también incluyen pérdida de cabello, nerviosismo, sensación de calor y temblor de manos.
Enfermedades autoinmunes
Se denomina enfermedad autoinmune a la situación en la que las células de defensa de nuestro organismo atacan por error a los tejidos sanos en lugar de combatir a los invasores. No hay cura para este tipo de problema, pero es posible controlarlo.
Algunos ejemplos de enfermedades autoinmunes son el lupus, la esclerosis múltiple, el vitíligo, la psoriasis, la diabetes de tipo 1, la enfermedad de Chron y la anemia perniciosa.
En la enfermedad de Graves, los anticuerpos atacan directamente al tiroides, la glándula encargada de segregar las hormonas que regulan el metabolismo, provocando una inflamación y haciendo que el tiroides produzca más hormonas T3 y T4 de lo normal, lo que conduce al hipertiroidismo.
Grupos con mayor riesgo de padecer la enfermedad de Graves
La enfermedad de Graves afecta principalmente a las mujeres y se estima que representa entre el 50% y el 80% de todos los casos de hipertiroidismo.
Al tratarse de una enfermedad autoinmune, no existe una causa específica. Sin embargo, se sabe que las mujeres con antecedentes familiares y mayores de 40 años son más propensas a la enfermedad que otros grupos.
Además del sexo, la edad y los antecedentes familiares, hay otros factores que pueden aumentar el riesgo de que una mujer desarrolle la enfermedad: el embarazo, el estrés, el tabaquismo y el diagnóstico de otras enfermedades autoinmunes pueden facilitar la aparición del problema.
Otros síntomas, diagnóstico y tratamiento de la enfermedad de Graves
Además de los síntomas ya mencionados, las mujeres también tienen que lidiar con los cambios en el ciclo menstrual. Los hombres, aunque no están en el grupo de riesgo, también están sujetos a la enfermedad y pueden sufrir disfunción eréctil y disminución de la libido.
El endocrinólogo es el médico más adecuado para hacer el diagnóstico, que se realiza a través de varios exámenes que evalúan la producción de hormonas tiroideas. Se pueden solicitar exámenes de imagen, como la ecografía y la gammagrafía.
Es posible que la enfermedad de Graves vaya acompañada de otras enfermedades que también llevan el nombre del médico irlandés Robert Graves, que fue uno de los primeros en describir la enfermedad en el siglo XIX. La oftalmopatía de Graves, por ejemplo, causa irritación y dolor en los ojos, hace que parezcan abultados (exoftalmos) y puede incluso provocar la pérdida de visión en casos graves. La dermopatía de Graves, en cambio, suele afectar a la piel de las piernas, dejándola roja y de aspecto grueso.
Hay varias formas de tratar la enfermedad de Graves. Es posible revertir la enfermedad con medicación, radioterapia con yodo radiactivo e incluso mediante cirugía para extirpar el tiroides en los casos más extremos. Todo dependerá de la situación de cada paciente.
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